Como bien dice el título de la entrada, las vacaciones de invierno son ideales para descansar de los madrugones, y actividades obligatorias de los chicos, pero también hacen que en muchas oportunidades tengamos que acelerar la imaginación a todo ritmo para hacerles estar ocupados en algo, o el incesante "estoy aburrido" nos carcoma la cabeza.
Como los míos ya son mayorcitos ya se las arreglan solos para no aburrirse y estar siempre muy bien acompañados en mi casa (cosa que no siempre es lo ideal), pero en tiempos que corren es preferible saber muy bien dónde están.
Pero claro, ahora me toca entretener a mi nieta, por lo que la semana pasada hemos estado de teatro, y qué mejor para una niña de 3 años que pensar en princesas, castillos, coronas, besos mágicos y hadas buenas.
Por eso en cuanto entramos al teatro ya tenía puesta su corona de princesa, y a las 10 de la noche todavía seguía haciendo muecas delante del espejo comprobando que su corona le quedara perfecta... y la abuela dice que sí le quedaba perfecta.
Seguramente debo ser una abuela babosa y melosa, pero no puedo evitarlo, la amo con el alma.
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