A veces los padres hacemos cosas por nuestros hijos dejando de lado nuestros intereses o ganas, y eso me ocurrió hace unos meses atrás, cuando mi hija Camila de 15 años me pidió como regalo de Navidad una entrada para ver a nuestro cantante favorito cuando viniera a Argentina en abril... y así fue, le cumplí su sueño comprándole una entrada en inmejorable ubicación, cuyo costo fue muy alto e hizo que solo ella pudiese ir a ver a Ricardo Arjona, y yo conformarme con acompañarla hasta el estadio, y esperarla por más de 4 horas afuera disfrutando sólo del show de luces que se veía desde la calle.
Lo disfrutó, lloró, cantó, bailó y se sintió la chica más feliz del mundo al tenerlo ahí, al alcance de su mano cantándole las canciones con las que creció... e hicieron huella en ella por un motivo u otro, pero claro, para ella yo me había quedado con las ganas, por lo que tomó sus ahorros al enterarse que daba un último recital la semana pasada y sola se fue a comprar una ¡para mi!, por lo que el pasado sábado fui a disfrutar del último recital en Argentina por este año, y ¡vaya si lo disfruté!... aquel día cuando ella salió llorando de emoción yo me reía, y ahora me tocaba a mi estar casi al borde de las lágrimas al oírlo cantar temas que me acompañan hace más de 15 años, por lo que quiero plasmar para siempre ese recuerdo aquí y verlo cuando tenga ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario