viernes, 24 de febrero de 2012

Volviendo a los comienzos...


De chica hacía manualidades al lado de mi madre, comencé cosiendo a máquina, con la antigua Alfa que ella había traído de España en el barco, me daba para hacer costuras rectas e infinitas, y yo ahí estaba con los pies casi en el aire apretando aquél pedal gigante... luego se me dio por tejer a dos agujas, haciendo bufandas para todas las muñecas, que por aquél entonces no eran barbies, sino peponas... y ya rondando los 10 años comencé con el crochet, la primera pieza grande e importante que hice sola y de la que lamentablemente no tengo foto fue un bolsito, redondo, de esos con forma de "bolso marinero" en color ladrillo y crema, me había quedado hermoso y lo usé mucho tiempo, poca gente me creía cuando decía que lo había tejido yo.



En estos tiempos de verano y vacaciones busco labores transportables, por lo que los bolillos quedan de lado, no puedo llevarlos a recorrer 2000km en el auto, además tampoco es una labor para ir haciendo durante el viaje, por lo que he sacado las agujas de crochet para ver qué se me ocurre antes del domingo que nos vamos una semana a Mendoza, a descansar en pleno corazón de la Cordillera de los Andes, y donde estaremos solas las cuatro mujeres de la familia en una cabaña, y los hombres aprovecharán a escalar un cerro, para lo cual me tienen como bola sin manija buscándoles todos los accesorios e indumentaria necesarios para dicha aventura en la que se embarcarán durante 4 días.

Pero vamos a lo mio que es el crochet, así les enseño lo que hice y veré con qué sigo. Por lo pronto la cartuchera es para mi, aunque no dudo que me la saquen mis hijas y tenga que hacerme otra.


Este almohadón lo realicé con restos de lanas que me quedaron de cositas que le hice a mi nieta Mia, cuando era bebé.

Ahora vamos a ver con qué puedo seguir en las vacaciones, calculo que lo mejor será tejer cuadraditos y después ver qué sale con ellos.


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